¿Estás? Lee esto que acabo de escribir.

Una colaboración de Roxannie Morales, #titiObrera, tras los 73 días del #huracanMaría.

Entonces descubrí que vivía dentro de un bolsillo. No de esos donde se guarda el menudo. Tampoco donde colocas los bolígrafos para tenerlos disponibles al firmar un cheque. Vivía en el bolsillo del pantalón cargo al final de la costura. Vivía en el bolsillo pequeño al lado derecho del mahón dónde sólo cabe mi dedo índice y que aún todos se preguntan para qué sirve. Vivía en ese bolsillo dentro la cartera donde quiero guardar veinte cosas y terminan cayéndose porque es demasiado pequeño como para soportar tanto peso. Vivía en el bolsillo extra de la maleta que viaja conmigo cada verano y Navidad.

Y esos bolsillos siguen siendo oscuros, insignificantes, pequeños, sin importancia. Sin embargo, están ahí y tienen una razón para estarlo. Y en cada uno de ellos hay historias, experiencias, vidas. Esas vidas son las que me preocupan. Vidas batallando, vidas que trabajan, vidas con hijos, sin hijos, vidas solas, acompañadas, vidas enfermas, vidas muriéndose.

Y los que viven fuera de esos bolsillos, los que los crearon, están echa’os pa’ atrás porque ellos tienen vida y ya no se están muriendo. Porque fuera del bolsillo no hay oscuridad. Allá que se fastidien los bolsillos cerrados con la costurita que no te permite meter la mano completa. Pero lo que ellos, los de afuera del bolsillo, no saben es que existen unas tijeritas que cortan los hilitos de ese bolsillo. ¡Cuida’o!, que ya busqué la tijera en el botiquín del baño.

Por Roxannie Morales para #MamitaObrera